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IFS y managers: la metáfora de los militares en el poder

  • Juan
  • 20 mar.
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 3 may.

Siempre es útil usar metáforas para explicar el funcionamiento de una parte protectora radical que toma el mando. En este caso hablaré de IFS y managers en un contexto algo llamativo.

Partes directivas

Imagina que un país es atacado y entra en guerra. El ejército asume un rol predominante, reorganizando todos los recursos: la industria fabrica armas, la economía se interviene, los movimientos de ciudadanos y mercancías se controlan al detalle, y los medios de comunicación son monitoreados para evitar filtraciones. Con el tiempo, cada aspecto de la vida pública se ve afectado. 

La guerra no va bien y se prolonga. Los militares, convencidos de que la única solución es redoblar esfuerzos, ganan más control. Finalmente, se produce un parón en las hostilidades, pero no se firma la paz. Aunque el país recupera algo de normalidad, los militares no ceden terreno. Para ellos, aflojar el control sería abrir la puerta a un nuevo ataque. Se afianzan en el poder y establecen una dictadura militar que perpetúa la idea de amenazas constantes. Ahora el enemigo inicial no es el único problema: aparecen nuevos peligros como terrorismo, insurgencia e ideologías subversivas. El estado se vuelve represivo e hipervigilante, limitando su desarrollo y haciendo la convivencia angustiosa. 


¿Cómo traducimos esto al IFS (internal family sistem)? 

En esta metáfora, los militares son los llamados managers (o directivos), una parte protectora del estado, pero no son el estado. El estado, en su totalidad, es el Self. En situaciones de crisis, como una guerra, los militares cumplen un papel esencial porque son expertos en amenazas. Pero una vez pasada la crisis, no deberían seguir al mando. Si lo hacen, buscarán amenazas continuamente, porque eso define su razón de ser: proteger. Desde su perspectiva, bajar la guardia pondría en peligro al estado, aunque la guerra ya haya terminado. 


Un ejemplo: Javier y el bullying 

Pensemos ahora en Javier, un niño que a los 7 años vivió una situación continuada de bullying. Algunos compañeros no paraban de ridiculizarlo e incluso llegaron a pegarle. Al principio, Javier protestó, se defendió y pidió ayuda, pero nada cambió. 

Con el tiempo, su estrategia varió: empezó a estar hipervigilante y evitativo, anticipando peligros, planeando evasiones y esquivando cualquier entorno donde estuvieran los agresores. Estas partes protectoras surgieron para protegerlo de un daño mayor. 

El bullying cesó, pero la hipervigilancia y la evitación continuaron. Aquí surge una pregunta clave: ¿por qué estas partes se perpetúan incluso cuando la amenaza desaparece? 

La respuesta está en el trauma de base: el daño que Javier sufrió durante el bullying. Esa experiencia lo hizo sentir tan vulnerable y en peligro que una parte protectora emergió con una misión clara: no volver a sentir ese miedo y ese dolor

Esta parte protectora actúa desde una lógica propia: contra algo que duele tanto, todo esfuerzo es válido. Y el detalle clave, para la parte ese dolor no es del pasado, sino que se siente muy próximo. La parte opina que, si deja de actuar, volverá el daño. Además, como las otras estrategias (las del niño de 7 años) no funcionaron, no es capaz de contemplar alternativa a su sistema. Recordemos, vive en el pasado, no conoce nada posterior al momento en que surgió. 

Por eso Javier desarrolla una atención extrema a posibles peligros, evita grupos que le recuerdan a los agresores, lee gestos y tonos de voz con obsesiva precisión, y desconfía de casi todo. Lo que para la parte protectora es una estrategia indispensable, para Javier se convierte en una limitación. 


La terapia de sistema de familia interna (IFS) 

El trabajo terapéutico en IFS identifica estas partes protectoras que se resisten a ceder el control. Se busca entablar un diálogo con ellas, comprenderlas y calmarlas. El objetivo no es eliminarlas, sino mostrarles que ya no vivimos en el pasado, para que puedan relajarse y permitirnos acceder al daño original (la parte exiliada) y liberar esa carga emocional. Así, el sistema interno recupera el equilibrio y la flexibilidad. 

 
 

Reflexiones, tips, metáforas y demás tecleos esporádicos para exprimir más esto de la terapia

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