Bloqueo creativo según IFS: cuando todas tus partes quieren opinar y ninguna quiere escribir
- Juan
- 5 jun
- 4 Min. de lectura
¡Ah, el bloqueo creativo! Ese momento mágico y terrorífico en el que te sientas frente al ordenador, con grandes ideas burbujeando en tu cabeza, sólo para descubrir que una parte de ti ha decidido que hoy no se escribe ni una letra.
Si alguna vez has sentido que una rebelde invisible toma el control de tus dedos y simplemente los deja flotando sobre el teclado, bienvenido: estás en el territorio de los sistemas de familia interna (IFS).
El bloqueo creativo según IFS no se ve como un defecto de tu personalidad ni un mal de ojo. Es, en cambio, una coreografía compleja de partes internas, cada una con su propia opinión sobre lo que deberías estar haciendo. Y cuando digo “opinión”, me refiero a un debate acalorado digno de un Parlamento en plena crisis.

Capítulo 1: Una parte enciende el ordenador; otra pone tus dedos a flotar
Todo empieza con la intención noble de escribir. Una parte de ti (llamémosla “la parte entusiasta”) te lleva al escritorio, enciende el ordenador, y te susurra al oído: “Hoy vamos a ser brillantes”. Todo parece ir bien hasta que otra parte (quizá la “parte del crítico perfeccionista” o la “parte del procrastinador profesional”) decide que no.
Esta última parte suele manifestarse cuando tus dedos están a punto de tocar el teclado. Y de repente, se desata el caos: una batalla de “quiero escribir” contra “mejor mírate un video de gatitos, que inspira más”.
Capítulo 2: Escuchar o luchar: cuando tus partes no se ponen de acuerdo
Aquí llega la gran pregunta: “¿Escucho a esa parte que quiere evitar el trabajo o la ignoro y avanzo a base de fuerza bruta?”. Spoiler: luchar no suele funcionar. Las partes que quieren que te detengas tienen motivos muy profundos y, como diría el maestro, son tercas como un bibliotecario orangután defendiendo su territorio.
¿Qué dicen esas partes? “Si escribes algo y no es genial, será el fin del mundo”. O también: “Recuerda esa última vez que lo intentaste y terminaste con 27 pestañas de Wikipedia abiertas”. Estas voces no son tus enemigas. En realidad, están tratando de protegerte.
Capítulo 3: ¿De qué está preocupada esta parte?
Aquí viene el trabajo detective. Esa parte que se cruza de brazos y te impide escribir no está ahí para fastidiarte por deporte (aunque lo parezca). Está preocupada. Puede temer cosas como:
No lograr eso que ya lograste una vez.
Perder la chispa creativa y descubrir que solo fue un golpe de suerte.
Ser criticado, humillado o relegado.
Imagina que esa parte te dice: “Si escribes algo malo, te harán memes crueles en internet”. Claro, suena ridículo, pero esa preocupación puede estar arraigada en experiencias pasadas, cuando algo que intentaste salió mal, fue tratado de forma despiadada y dolió. Este es un buen momento para recordar que las partes no siempre viven en el presente.
Capítulo 4: ¿Tiene sentido esa preocupación?
Aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Si te paras a considerar las preocupaciones de esa parte, podrías preguntarte: “¿Realmente me van a humillar si no escribo algo perfecto?”. A veces, descubrirás que esa parte está atascada en un recuerdo, como una película en bucle. Otras veces, podrás ver que, aunque la preocupación tiene algo de verdad, está exagerada.
Si la parte te dice: “Si fallas, perderás tu trabajo y vivirás en una caja de cartón”, puedes responder con compasión: “Entiendo que estás preocupada, pero, honestamente, nadie ha perdido un trabajo por escribir una mala primera versión”.
Capítulo 5: ¿Qué consigue esa parte?
Ahora que has escuchado a esa parte, podrías preguntarle: “¿Qué es lo que realmente intentas lograr?”. Las respuestas pueden sorprenderte:
“Quiero que escribas algo único, para que la gente te respete”.
“Quiero que descanses porque ayer trabajaste hasta tarde”.
“Quiero protegerte de que te sientas un fracaso otra vez”.
Incluso podrías descubrir que esta parte tiene un plan maestro: cambiar tu estilo, sugerir que busques formación adicional o simplemente proponerte que te tomes un descanso bien merecido.
Capítulo 6: ¿Y si sigue apareciendo?
La gran revelación del IFS es que ninguna parte actúa sin un motivo. Si esa parte sigue deteniéndote, quizá es porque siente que sus preocupaciones no han sido reconocidas. O quizá tiene miedo de que, si deja de intervenir, algo terrible pueda pasar.
Aquí es donde entra el trabajo interno: crear una relación de confianza con esa parte y demostrarle que puedes manejar la situación. Puede que esa parte necesite saber que no está sola, que eres capaz de tomar decisiones sin que el mundo se derrumbe.
Epílogo: Escribir en armonía con tus partes
El bloqueo creativo no es el enemigo. Es una señal de que algo dentro de ti necesita atención. Desde la perspectiva del IFS, cada parte tiene una voz, y cuando aprendes a escucharla con curiosidad y compasión, las palabras vuelven a fluir.
Así que, la próxima vez que te encuentres frente al ordenador sin poder escribir, recuerda: no estás solo. Tus partes están contigo, opinando, preocupándose y tratando de ayudar. Si a veces se pasan de entusiastas o preocupaditas, es cuando hay que acercarse a ellas y ver qué pedrada les ha dao.


