Síndrome Burnout: una propuesta de psicoterapia profunda y estructurada
- Juan
- 19 jun
- 5 Min. de lectura
Hay un momento del día —quizás un domingo por la tarde, al meterte en cama, al salir de tu burbuja, o justo al cerrar el portátil— en el que una parte de ti levanta la voz:
"Estoy saturado. Algo tiene que cambiar."
En ese instante, lo ves claro. Percibes el desequilibrio. Te das cuenta de que llevas tiempo invirtiendo un esfuerzo enorme en una sola faceta —el trabajo, los estudios, la maternidad, el rendimiento— y que ese esfuerzo ya no compensa: no te sientes realizado, ni eficaz, ni en paz. Sólo agotado.

Tomemos, por ejemplo, el trabajo, aunque vale para cualquier contexto o situación de sobrecarga. Llega el lunes. Suena una notificación, entra un correo o un mensaje de voz del trabajo… y, sin darte cuenta, esa parte tuya que cree que “cumplir, progresar o tener éxito” es cuestión de vida o muerte toma de nuevo el control. La saturación desaparece, el malestar se silencia, y vuelves a obedecer.
Este tipo de dinámicas no son simples hábitos ni falta de voluntad. Desde el enfoque IFS (Internal Family Systems) —una de las terapias de tercera generación más transformadoras y validadas— entendemos que en ti conviven múltiples “partes”: una parte protectora que trabaja incansablemente, una parte crítica que nunca se permite descansar, y muchas otras que han aprendido a sobrevivir priorizando el hacer frente al ser. Y, en ocasiones, esa parte dominante secuestra tu equilibrio personal.
Más tarde, cuando lo has dado todo en ese terreno y te distancias un poco, vuelve esa sensación de desbordamiento. Esa voz interna que no habla desde el capricho, sino desde la conciencia de un desequilibrio profundo: llevas demasiado tiempo priorizando una sola faceta de tu vida, mientras otras dimensiones (descanso, intimidad, amigos, ocio, deporte...), igual de esenciales, han sido desplazadas.
Este malestar tiene nombre: burnout, pero su abordaje terapéutico no puede reducirse solo a consejos superficiales. El abordaje de este fenómeno debe realizarse desde una mirada integradora y basada en las terapias de tercera generación, especialmente el modelo IFS (Internal Family Systems), junto con herramientas basadas en la evidencia, como el análisis funcional, la activación conductual o la terapia basada en valores. De ahí que se plantee para el síndrome burnout una propuesta de psicoterapia profunda y estructurada. En este post dedicaré más espacio al segundo apartado, ya que he dedicado otros artículos a la perspectiva IFS.
¿Qué ocurre dentro cuando aparece el burnout?
Lo primero es entender que no tienes un único "yo", sino múltiples partes internas. Algunas, como la parte que no sabe soltar trabajo (Parte Workaholic), han aprendido que el rendimiento, el cumplimiento y la autoexigencia son vitales para tu bienestar o tu supervivencia emocional. Estas partes no son "malas": están tratando de ayudarte, pero lo hacen a costa del equilibrio.
Por eso, cuando suena un mail o un mensaje del trabajo, esa parte toma el control y realiza un pequeño secuestro emocional. Pequeño y sutil. Esa es la clave. Porque no ocurre de una manera alarmante, ni censurable. De hecho, el entorno muchas veces lo valida y promueve. Ese empleado arrollador es una bendición para la empresa. Quizá hay momentos en que crea algunas situaciones evitables, pero el balance es altamente rentable en términos empresariales. Esto lleva a que se den recompensas (ascensos, bonus, elogios, distinciones...), lo cual alivia a esa Parte Workaholic.
La importancia de una estructura terapéutica
Entendiendo que las razones de este modo de funcionar en la vida proceden de la historia de aprendizaje, el temperamento base, los modelos observados, la crianza y las experiencias puntuales de la persona, pero también entendiendo que, en muchos casos, es preciso también intervenir con cambios inmediatos, se plantea un protocolo que consta de dos niveles complementarios:
Nivel estructural: Intervenciones conductuales concretas
En paralelo a la comprensión de la historia de la persona, necesitamos recabar la información práctica de su situación presente con el objetivo de planificar una estructura externa que permita el cambio. Esto implica una serie de pasos:
Detección y conciencia: diferentes señales se pueden haber ido acumulando.
Señales precoces: aumento de tiempo/esfuerzo dedicado a ese aspecto dominante, desplazamiento de hábitos saludables, rumiación sobre el tema dominante, humor afectado, comentarios del entorno, despistes, distracción, fallos...
Señales alarmantes: somatización y enfermedades, distanciamiento emocional, conflictos, deterioro en desempeño en el tema dominante, ánimo deteriorado, apatía, irritabilidad, ansiedad, ira...
Señal tardía: rupturas personales, conflictos encarnizados, colapso personal, conductas desinhibidas, entorno actúa estableciendo distancia...
Cuantificación del desequilibrio: dos pasos:
¿Qué porcentaje de tu tiempo, energía y atención ocupa cada faceta de tu vida?
¿Cómo podría ser tu vida? Visión realista de los cambios.
¿Qué falta que antes tenías? Hobbies y hábitos sanos que has desatendido (descanso, alimentación equilibrada, familia, amigos, pareja, deporte, cultura...)
¿Qué añadirías? Eso que siempre pensaste (o sospechas) que te gustaría/ayudaría. Ej: siempre quise tocar un instrumento.
¿Qué te puede venir bien, pero te suena extraño? (mindfulness, taichi, yoga, pilates, bailar, canto, manualidades, artesanía...).
Límites claros: el cambio exige, valga la redundancia, cambiar cosas. Parece simple, pero una lectura a la situación de la persona indicará que hay cambios que ha considerado intolerables, pero que lo son sólo desde un punto de vista. La clave fundamental será discernir entre:
Lo que no es posible, que se traduce en: “si cambio esto, creo un daño mayor”.
Lo que parece inconcebible, es decir, existen creencias, expectativas, ideales, inseguridades, carencias u obstáculos que actúan como freno. La cuestión es:
¿Para qué parte de tu personalidad es inconcebible? Quizá se perciba inconcebible para una parte que sólo ve que tu vida va bien si cumples en el trabajo.
¿Otras partes opinan que sí es concebible? Ejemplo: tu parte que quiere estar más con tus hijos o tu parte que lamenta la distancia con tus amigos.
Sustituciones activas: cuando dejas de centrarte exclusivamente en una parte de tu vida, empieza a haber espacio para incorporar otras fuentes de sentido y bienestar: relaciones, ocio, autocuidado, proyectos personales.
Plan de acción según contexto: el principio de realidad se impone. No se trata de dejar el trabajo y vivir en comunión con la naturaleza si atrás dejas una hipoteca y unos hijos que dependen de ti. Si estás en un entorno objetivamente tóxico, el esfuerzo de cambio se enfocará en encontrar una salida viable. Si hay margen, implementaremos estrategias progresivas de equilibrio.
En definitiva, no se trata de elegir entre extremos. Se trata de revisar las narrativas internas rígidas que has construido. Nadie te pide que abandones lo que es importante para ti, pero sí que contemples formas más sostenibles de estar en ello.
Nivel profundo: Exploración interna y regulación de partes (IFS)
Aquí el objetivo no es simplemente reducir síntomas, sino entender por qué ciertas partes toman el mando en determinadas situaciones. Si no lo hacemos, lo más probable es que, con el tiempo o con un cambio inesperado en la vida de la persona, se vuelva a reactivar esa parte dominante, porque es la que aprendió a salvar a la persona a través del trabajo.
De ahí que tengamos que entender:
¿Qué necesidades emocionales cubre tu parte Workaholic?
¿A qué dolor o carencia protege?
¿Qué partes más vulnerables mantiene alejadas del malestar?
Desde esta perspectiva, no se trata de "vencer" la autoexigencia, sino de crear un diálogo interno que permita que otras partes también tengan espacio: el descanso, el disfrute, la conexión social, el juego.
El objetivo es fortalecer a la persona, a su totalidad, no a una parte, para que desde esa mirada global se puedan tomar decisiones conscientes que tengan en cuenta todas las facetas de la personalidad. Por eso esta intervención no es solo funcional: es profundamente identitaria. Se trata de ayudarte a volver a ser una persona completa, en la que el trabajo, la familia, el cuidado, el descanso y la creatividad coexistan de forma armoniosa.
En terapia, creamos un espacio para que todas tus partes puedan tener voz. Y desde ahí, diseñamos contigo una estructura que haga viable el cambio: realista, sostenible y transformadora.
¿Sientes que una parte de ti lleva demasiado tiempo al mando? Podemos ayudarte a volver al equilibrio.
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